Cada vez son más las voces que se alzan en toda Europa para exigir a la UE alimentos sostenibles, sanos y justos. La Ley de Sistemas Alimentarios Sostenibles de la UE ofrece una oportunidad única para lograr este objetivo, pero la presión de los lobbyes agroindustriales y los partidos de (ultra)derechas, tal y como sucedio con el Reglamento sobre la Restauración de la Naturaleza el pasado mes de julio, amenaza con desbaratarla. (¡Menos mal que no lo consiguío, pero nunca se sabe...!)
Diversas entidades a nivel europeo , como la Coalición por una Política Alimentaria de la UE y el movimiento Good Food Good Farming han trabajado duro en los últimos meses para asegurarse de que la ley vea la luz por el bien de las personas, los animales y el planeta.
Pero, ¿de qué trata la Ley de Sistemas Alimentarios Sostenibles de la UE?
Como parte de la Estrategia de la Granja a la Mesa de la UE, se espera que la Comisión Europea publique en otoño de 2023 una propuesta de Ley marco sobre sistemas alimentarios sostenibles. Se trata de una oportunidad única de cambiar a mejor nuestro sistema alimentario.
No sólo creará obligaciones jurídicamente vinculantes para ayudar a la transición hacia sistemas alimentarios sostenibles, sino que también abordará las múltiples dimensiones y desafíos de nuestro sistema alimentario. Si se redacta correctamente, esta Ley podría integrar la sostenibilidad en todos los ámbitos políticos relacionados con la alimentación, como la salud, el medio ambiente, el comercio y la agricultura, al tiempo que abordaría problemas sistémicos como el acceso desigual a alimentos sanos y asequibles, las prácticas agrícolas insostenibles y la concentración de poder y riqueza en la industria alimentaria.
Sin embargo, desde la publicación de las Estrategias de la Granja a la Mesa y de Biodiversidad, los actores con intereses creados en mantener el statu quo se han opuesto implacablemente a las políticas alimentarias sostenibles. Esta resistencia se hace más evidente en las campañas generalizadas de alarmismo que se aprovechan de las afirmaciones infundadas de que el aumento de las normas de sostenibilidad socavará la seguridad alimentaria de Europa.
¿Cuál es el problema de nuestro sistema alimentario actual?
En el último año, los europeos han tenido que hacer frente a subidas sin precedentes de los precios de los alimentos, al tiempo que se disparaban los costes de producción para las personas productoras. En la actualidad, alrededor de 38 millones de personas en la UE se enfrentan al menos a cierto grado de inseguridad alimentaria, una tendencia que no ha dejado de aumentar desde 2015 y que se ha visto acelerada por los acontecimientos mundiales, como la pandemia de COVID-19 o la guerra en Ucrania.
Aparte de estas vulnerabilidades económicas y sociales existentes y crecientes, nuestros sistemas alimentarios actuales están causando daños incalculables a nuestros ecosistemas. La producción agrícola cada vez más intensa, incluido el uso sostenido y creciente de insumos sintéticos nocivos, ha dejado los suelos europeos muy degradados y la biodiversidad en caída libre.
Los modelos actuales en los que se basa nuestra producción de alimentos son inmensamente desiguales: los principales actores de la industria agroalimentaria obtienen beneficios récord en un momento en el que la mayoría de la gente está pasando apuros, y los pequeños agricultores se ven obligados a abandonar sus negocios. Para abordar este desequilibrio, sería necesario que nuestros sistemas alimentarios fueran más representativos y democráticos.
La realidad es clara: la gente es consciente de la crisis a la que nos enfrentamos y quiere formar parte de la solución aprovechando el poder que tenemos como consumidores. Pero ese poder está siendo socavado, ya que los entornos alimentarios en los que nos movemos influyen enormemente en nuestras elecciones alimentarias, fomentando de forma abrumadora la compra de alimentos insostenibles y poco saludables.
La UE se encuentra en una encrucijada. Un camino está marcado por el peligro real, mientras que el otro presenta una gran oportunidad. Esa oportunidad reside en una transición en toda la UE hacia sistemas alimentarios sostenibles en los que toda la ciudadanía tenga acceso a alimentos sanos y sostenibles y en los que, desde la producción hasta el consumo, trabajemos con nuestro entorno natural, en lugar de actuar contra él. Una ambiciosa Ley de sistemas alimentarios sostenibles de la UE puede, y debe, iniciar y guiar esa transición.
La ciudadanía europea exige mejores sistemas alimentarios
El movimiento Good Food Good Farming (GFGF), con el que Mensa Cívica esta colaborando, ha lanzado una campaña a principios de este año para defender y promover la urgente necesidad de que Europa transite hacia sistemas alimentarios sostenibles.
El pasado mes de mayo, 11 organizaciones miembro de toda Europa, Mensa Cívica incluida, organizaron visitas "Food for Talk", para iniciar el debate sobre los sistemas alimentarios sostenibles con diversos actores de la cadena alimentaria. Desde las granjas (Serbia) y los mercados de alimentos (España, Letonia) hasta la pesca (Dinamarca) y los comedores de hospital (Alemania), muchos sectores fueron incluidos en el debate, durante el cual intercambiaron sus puntos de vista sobre la buena alimentación y la agricultura.
Juntos elaboraron sus reivindicaciones políticas para los responsables de la UE. Su mensaje es claro: quieren un futuro en el que la buena alimentación sea un derecho, no un privilegio.
Un resumen de las visitas y peticiones están en vídeo (con subtítulos en español). Descubra lo que tienen que decir las personas productoras, los comerciantes, los activistas y la ciudadanía.
¿Qué queremos? ¿Qué pedimos?
Desde Mensa Cívica reclamamos (y esperamos) una ambiciosa Ley de Sistemas Alimentarios Sostenibles de la UE que promueva la equidad social, proteja la salud de las personas, preserve nuestro mundo natural y salvaguarde el futuro de nuestra alimentación. ¡Ojala se consiga!
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