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La Ley contra el desperdicio alimentario sigue en la casilla de salida

El 29 de septiembre es el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos. Este año esperábamos celebrar este día con la aprobación de una ley contra las pérdidas y el desperdicio de alimentos, pero “celebraremos” otro 29 de septiembre sin ley. El Consejo de Ministros aprobó el pasado 9 de enero de 2024 un “nuevo-viejo” proyecto de ley de prevención y reducción del desperdicio alimentario, que remitió al Congreso, que no incorporaba ningún avance alcanzado en la anterior legislatura y nos dejaba en el mismo punto que hace 2 años.


Y es que, tras dos años de propuestas, conversaciones y labor de incidencia por parte

del nuestro Colectivo #LeySinDesperdicio con los diferentes partidos políticos que formaban parte de la Comisión de Agricultura, Pesca y Alimentación en la anterior legislatura, se había conseguido hacer más ambicioso el texto del proyecto de ley para atajar el problema desde la raíz. Pero se interrumpió el proceso con la disolución de las Cortes, debido a la convocatoria de las elecciones del 23J, y se quedó a un paso de su aprobación final.


A inicios de 2024, el nuevo proyecto legislativo, lanzado por el actual Gobierno, no retomó el proyecto con todos los avances obtenidos tras meses de diálogo, que gozaban del consenso de casi todos los grupos parlamentarios y actores de la cadena, de manera que, hoy por hoy seguimos sin ley y sin visos de que esta se convierta en una ley pionera y ambiciosa.


Para el Colectivo LeySinDesperdicio las DEMANDAS CLAVE son las siguientes:


  • La prevención debería ser la prioridad número uno para evitar el desperdicio en cada una de las fases de la cadena alimentaria. Y en caso de que se produzca, será necesario buscar las soluciones necesarias para gestionar los excedentes de acuerdo a las prioridades establecidas por Europa y organismos multilaterales.

  • Otro elemento imprescindible es que la ley contemple la obligatoriedad por parte del Ministerio de Agricultura de medir, cualitativa y cuantitativamente, en todos los eslabones. Sólo sabiendo cuánto se pierde y desperdicia, dónde y por qué, podremos elaborar planes de prevención bien orientados a las causas del problema. Este esfuerzo no debe recaer en cada eslabón de la cadena, especialmente en el sector primario; sino que tal y como recogía el texto que remitió el Congreso al Senado en la anterior legislatura, debe ser obligación de las administraciones públicas. En concreto, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación debía aplicar metodologías que permitieran comparar la evolución y publicar de forma periódica los datos.

  • Es fundamental que consten en el texto las definiciones de los elementos y actores implicados, incorporando una visión global del sistema alimentario, desde las pérdidas de alimentos que se quedan en el campo, hasta el desperdicio alimentario de todas las fases posteriores de la cadena y no se descarte ninguna fase.

  • La ley es una oportunidad única para incorporar la prevención del desperdicio en la contratación pública, estableciendo la obligatoriedad de incorporarla en los pliegos de compra pública, como condición especial de ejecución, para que los proveedores incluyan prácticas adecuadas y cumplan con lo establecido en la futura ley.

  • Para fomentar la cuantificación y la prevención de las pérdidas alimentarias en el sector primario, consideramos que incorporar y reconocer la práctica de la rebusca o el espigueo en el campo le daría un impulso, a la vez que seguridad jurídica, a todas las partes implicadas: productores, ciudadanía y entidades de iniciativa social.

  • Siguen sin ser recogidas medidas positivas (no sólo sancionadoras) que motiven a los agentes implicados en el cumplimiento de los objetivos de la Ley. Además, el texto carece de dotación presupuestaria que ayude a propiciar las condiciones necesarias para que todas las personas, empresas, administraciones y sociedad civil implicada en cada eslabón de la cadena pueda cumplir los requisitos de la futura ley.


Desde el Colectivo LeySinDesperdicio, creemos que se ha desaprovechado un tiempo

valioso y una oportunidad de recoger todos los aportes realizados, desde marzo de 2022 cuando un grupo de organizaciones sociales nos unimos para trabajar juntas para conseguir una ley más ambiciosa que frene un problema de enormes consecuencias, sociales, económicas y medioambientales. Por eso, volvemos a ponernos manos a la obra, dispuestas al diálogo.



Somos el Colectivo #LeySinDesperdicio, formado por organizaciones y activistas que llevamos años denunciando el desperdicio de alimentos y sus graves consecuencias. Desde marzo de 2022 nos conformamos como colectivo para acompañar el proceso de tramitación de la ley.

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