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El mundo desperdicia más de 1.000 millones de toneladas de alimentos al año. Los servicios de restauración son responsables del 28% de esa cantidad.

Según el último informe sobre el desperdicio alimentario del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), cada año se tiran 1.000 millones de toneladas de alimentos en los hogares, los restaurantes y los comercios. Esto equivale a 132 kilogramos per cápita y casi una quinta parte de todos los alimentos disponibles para los consumidores. El sector de la restauración es responsable del 28% de este desperdicio, según el informe.


Estas son algunas de las conclusiones de este informe, que ha calculado el desperdicio de alimentos correspondiente al año más reciente del que se dispone de datos, 2022.


Lo que a menudo se pasa por alto, no obstante, es que, según las estimaciones, 1.200 millones de toneladas de alimentos se desperdician también en las granjas y en las fábricas, según el informe que publico WWF en el 2021. Esta parte se pasa de largo en el informe, mientras se vuelve a incidir en que el 60% de esa cifra de desperdicio de alimentos procede de los hogares.


Las cifras del PNUMA excluyen la "pérdida de alimentos", que es el término de la ONU para el desperdicio de alimentos que se produce en la producción primaria, así como en el procesamiento y fabricación, y que la FAO notifica por separado. Pero el Índice de Pérdida de Alimentos de la FAO excluye la mayor parte de los alimentos desperdiciados en las explotaciones agrícolas, es decir, los alimentos comestibles que se dejan sin cosechar en el campo.


La distinción entre "desperdicio de alimentos" y "pérdida de alimentos" que se ha introducido en los Objetivos de Desarrollo Sostenible es muy perjudicial, porque consolida el mito de que el "desperdicio de alimentos" es importante en los países ricos, lo que significa que los objetivos a menudo se centran en estas fases de la cadena de suministro, mientras que la "pérdida de alimentos" se ignora (y a menudo ni siquiera se mide el desperdicio de alimentos en las explotaciones agrícolas, debido a factores como los rechazos estéticos y las prácticas comerciales desleales).


Debemos asegurarnos de que el Objetivo de Desarrollo Sostenible 12.3 se interprete como la reducción a la mitad del desperdicio de alimentos desde la granja hasta la mesa, y no como una interpretación estrecha basada en mitos que se dirige principalmente a los consumidores, culpabilizándolos, y deja a las empresas fuera de juego.


Por ello, es tan importante que se proporcione orientación a los países para mejorar la recopilación de datos y el mapeo de mejores prácticas para pasar de la medición a la reducción del desperdicio de alimentos. Esto es fundamental para garantizar que los alimentos alimenten a las personas y no a los vertederos, teniendo en cuenta las cifras de inseguridad alimentaria que hay en el mundo - actualmente 783 millones de personas pasan hambre y un tercio de la humanidad se enfrenta a la inseguridad alimentaria.


Además, prevenir y reducir el desperdicio de alimentos también tiene importante beneficios para el clima. Según datos recientes, la pérdida y el desperdicio de alimentos generan entre el 8% y el 10% de las emisiones anuales mundiales de gases de efecto invernadero - casi 5 veces más que el sector de la aviación - y una importante pérdida de biodiversidad al ocupar el equivalente a casi un tercio de la superficie agrícola mundial. El coste de la pérdida y el desperdicio de alimentos para la economía mundial se estima en aproximadamente 1 billón de dólares.


Así que, ¡buenas noticias! Sabemos que si los países dan prioridad a esta cuestión, pueden revertir significativamente la pérdida y el desperdicio de alimentos, reducir el impacto climático y las pérdidas económicas, y acelerar el progreso hacia los objetivos mundiales. Esperemos que España logre posicionarnos en el lugar que nos corresponde, aprobando en primer lugar una ambiciosa Ley Estatal contra la pérdida y el desperdicio de alimentos y posteriormente, integrando la pérdida y el desperdicio de alimentos en sus Planes Naciones de Clima y Biodiversidad para fomentar el desarrollo sostenible.

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