29S: Un día para mirar la comida con otros ojos
- phernandezolivan
- hace 4 días
- 2 Min. de lectura
Hoy, Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, es un día para mirar con otros ojos lo que solemos ignorar. A través de estos cuentos “El pan que nadie comió” y “La fruta que olvidaste”.
Cada alimento tiene una historia. Algunos soñaban con ser parte de una merienda, otros con alegrar un batido.... Pero demasiados - un tercio de todos los alimentos que se producen a nivel mundial siguen terminando en la basura -, sin haber cumplido su propósito, con graves implicaciones ambientales, sociales y económicas.
Por ello, estas historias no solo buscan conmover, sino invitar a la acción. Porque detrás de cada alimento desperdiciado hay una oportunidad de transformar, compartir y cuidar.
🥖 El pan que nadie se comió - Un cuento para pensar antes de tirar

Había una vez, en una panadería muy alegre, una familia de panes recién horneados. Estaban los baguettes crujientes, los bollos dulces, las rebanadas suaves y hasta los panecillos con semillas. Todos soñaban con convertirse en meriendas deliciosas.
— ¡Yo quiero ir a la escuela en una mochila! —decía un bollito con entusiasmo.
— ¡Yo quiero acompañar una sopa calentita! —añadía una rebanada tostada.
— ¡Yo quiero ser parte de un picnic bajo el sol! —susurraba una baguette dorada.
Pero no todos tuvieron suerte. Algunos panes quedaron olvidados en la despensa. Día tras día, se ponían más duros, más tristes… hasta que empezaron a murmurar entre ellos:
— ¿Por qué nadie nos eligió?
— ¿No éramos lo bastante sabrosos?
— ¿Y ahora qué será de nosotros?
Una noche, cuando la luna iluminaba la cocina, los panes se reunieron en silencio. Formaron una pequeña montaña y colocaron cartelitos 🪧 que decían:
— “Yo también quería ser merienda”
— “¿Por qué me tiraste?”
Al amanecer, la niña de la casa los vio. Se quedó pensativa. Corrió a buscar a su abuela y le preguntó: ¿Podemos hacer algo con estos panes tristes?
La abuela sonrió. Claro que sí. Podemos hacer tostadas, croquetas, pan rallado… ¡Aquí nada se tira!
Desde ese día, en esa casa, ningún pan volvió a sentirse olvidado. Y los panes, aunque sabían que su forma cambiaría, se sentían felices de cumplir su destino: alimentar con cariño.
🍎 La fruta que nadie comió - Un cuento para darles otra oportunidad

En un mercado colorido y bullicioso, vivían frutas de todos los colores. Las bananas se balanceaban felices, las fresas reían con sus semillas brillantes, y las peras y manzanas soñaban con convertirse en compotas dulces.
—¡Yo quiero ser parte de un zumo refrescante! —decía una naranja con entusiasmo.
—¡Yo quiero ser la merienda de alguien! —susurraba una manzana verde.
Pero no todas tuvieron suerte. Algunas frutas quedaron olvidadas en el fondo del frutero. Maduraron demasiado, se arrugaron, y empezaron a sentirse tristes.
—¿Por qué nadie nos eligió?
—¿No éramos lo bastante sabrosas?
Una tarde, un niño vio las frutas marchitas y se quedó pensativo. Corrió a buscar a su profesora y le preguntó: ¿Podemos hacer algo con estas frutas tristes?
La profesora sonrió. Claro que sí. Podemos hacer batidos, mermeladas, compotas… ¡Aquí nada se desperdicia!
Desde ese día, en esa escuela, las frutas olvidadas encontraron una nueva vida. Y aunque su forma cambió, su sabor seguía siendo dulce y lleno de cariño.
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