Del 3 al 5 de septiembre, los ministros de Agricultura de la Unión Europea se reúnen en Córdoba para celebrar una reunión informal, en el marco de la presidencia rotatoria española del Consejo de la UE, bajo el título “Las nuevas tecnologías para una agricultura más sostenible y resiliente”.
Esto nos ha llevado a acudir al campamento de formación y activismo del movimiento por la soberanía alimentaria y unirnos al llamamiento para decirles que estamos hartas. ¡Deseamos un modelo agroalimentario justo, resiliente y respetuoso con el mundo rural!
Durante la tarde del domingo diversos colectivos nos concentramos, aprovechando la cita, para reclamar que se implementen políticas públicas que avancen hacia un modelo agroalimentario basado en la agroecología y la soberanía alimentaria y que se dejen de lado las falsas soluciones. Así, los manifestantes portaban pancartas con mensajes como “Paremos la plaga de los plaguicidas", "Nos plantamos, por un modelo agroalimentario justo y sostenible”, “Stop glifosato” o “Agroecología para enfriar el planeta”. Además, la concentración contó con una batucada y se corearon frases pidiendo respeto al mundo rural.
Al finalizar el encuentro, 50 activistas modificaron la iluminación del puente romano de la ciudad con plantillas en forma de frutas y hortalizas y proyectaron una pancarta en los muros de la Mezquita. Con esta acción simbólica, los colectivos buscaban trasladar a los transeúntes la necesidad de actuar con urgencia para que se dé una transición hacia un nuevo modelo agroalimentario, sin dejar a nadie atrás.
En el actual contexto de crisis climática y ecológica global, el modelo agroalimentario industrializado y globalizado, basado en la explotación de la naturaleza y las personas, ha demostrado su vulnerabilidad, por ejemplo, frente a perturbaciones como la pandemia de la COVID-19, la guerra de Ucrania o las sequías prolongadas. Por ello, las organizaciones reunidas en Córdoba han reivindicado que las políticas europeas se dirijan hacia la agroecología, la soberanía alimentaria y el feminismo como las únicas alternativas capaces de alimentar a la población de forma saludable, socialmente justa y ambientalmente respetuosa. Asimismo, han solicitado a los ministros y ministras de la UE que pongan todos los medios a su alcance para asegurar que la transición en marcha sea justa con las personas y el planeta, asegurando el futuro del campo y sus gentes.
Los colectivos hemos querido transmitir a los ministros y ministras la necesidad de apostar por granjas pequeñas y medianas, con manejos agroecológicos que sostienen un mundo rural vivo. La industria y la distribución deben garantizar precios justos, tanto para quienes producen como para quienes consumen, para lo cual es fundamental el apoyo a los canales cortos de comercialización y las normativas e infraestructuras públicas para la transformación agroalimentaria a pequeña y mediana escala.
Ante la actual emergencia climática y de biodiversidad, las organizaciones demandan asimismo políticas públicas en defensa del territorio frente a macroproyectos, como ciertos megaparques para la producción de energía renovable, los monocultivos a gran escala o la ganadería industrial, que afectan a las poblaciones rurales y que socavan el funcionamiento de los ecosistemas, el suelo, el agua, la biodiversidad y el conjunto de servicios ecosistémicos que generan. A su vez, manifiestan la urgencia de acabar con la precariedad laboral del sistema agroalimentario industrializado, que afecta especialmente a personas migrantes y mujeres y supone una lacra para la dignidad rural.
Otras movilizaciones
Además de la concentración de la tarde de ayer, entre los días 31 de agosto y 3 de septiembre tuvo lugar un encuentro por la soberanía alimentaria, celebrado en Hornachuelos (Córdoba), en el que participaron más de 150 personas de organizaciones de todo el territorio español. En este se debatió sobre las problemáticas y las alternativas al modelo agroalimentario y se consensuó una hoja de ruta para continuar impulsando sus reivindicaciones conjuntas.
Entre otras actividades, se realizaron mesas de debate sobre el modelo agroindustrial y su contribución a la crisis climática, así como la confluencia de las luchas territoriales con el movimiento por la soberanía alimentaria. Las jornadas sirvieron de punto de encuentro para personas vinculadas al movimiento alimentario, el movimiento climático, organizaciones campesinas, consumidoras, científicas, población rural y movimiento ecologista, contando con representantes de Francia y Alemania también.
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