Con esta frase las madres del comedor del CEIP Espartidero, situado en el barrio de Santa Isabel en Zaragoza, resumen su idea sobre lo que debería ser el comedor escolar de sus hijos. Desde el año pasado madres y padres han puesto en marcha un proyecto para gestionar la cocina y el comedor escolar.
El proceso comenzó el curso pasado cuando un grupo de familias, tras plantearse la posibilidad de tener un comedor mejor, se marcaron el objetivo de lograr un comedor autogestionado en el colegio, con el apoyo de la dirección del centro. Primero recabaron información sobre la situación que entonces tenía el comedor escolar: realizaron excursiones de padres, probaron su comida y averiguaron cómo funciona la contratación. “Casi todos en algún momento nos habíamos quedado a comer y habíamos visto que algo no funciona al ver el tipo de comida, de dónde viene… te paras a investigar y ves que no te cuadran las cosas”, comentan las impulsoras del proyecto. Tras investigar las opciones resolvieron que el comedor autogestionado era necesario y posible si los padres se constituían como AMPA.
Para conocer la opinión de todas las familias, se celebró una consulta cuyo resultado fue 411 votos a favor de la autogestión del comedor y 31 en contra. Tras la victoria aplastante del sí, se puso en marcha la preparación del proyecto de comedor bajo el nombre “AFA Comedor Abierto El Espartidero” y se preparó un Plan de Viabilidad Económica que fue presentado y aprobado en el Consejo Escolar.
Pero no era sólo la comida lo que preocupaba a las familias, también el proyecto educativo que consideraban que debe desarrollarse en las horas de comedor, “al hacer las visitas vimos la necesidad de intentar cambiar el espacio de comedor, vimos que no tenían concretamente ninguna actividad, sólo iban a jugar al recreo y son muchas horas. Pensamos que había que ver si se podían plantear actividades”, cuentan desde la AFA.
El proyecto finalmente realizado plantea que los niños tienen que ser los protagonistas del comedor, que se trabaje el aspecto alimentario, el abastecimiento de comida por medio de las huertas cercanas, el comercio local, todo lo que pueda ser del barrio, “que sepan de dónde viene la comida y el que ellos conozcan el barrio, que sepan de qué tienda viene la carne que toman, ampliar la formación de los niños en estos aspectos”. Así mismo, se habló con las monitoras del comedor, que están asociadas al colegio por lo que si se produce el cambio habría que subrogar todos los puestos de trabajo; además, los padres y madres plantean que haya formación para las monitoras “porque son ellas las que van a estar con los niños, son ellas las que al final van a tener que llevar a cabo el proyecto, las que van a transmitir los valores que hemos querido poner sobre el papel”, defienden.
Lo previsto es que el nuevo comedor empiece a funcionar el curso que viene. Ya se está en contacto con los posibles proveedores, que deberán estar cerca del barrio, y con la iniciativa Huertas Life, que se ha ofrecido para suministrar al colegio e incluirlo en su proyecto.
Además, el colegio cuenta con un huerto que también debe jugar un papel importante dentro del comedor escolar. Desde la AFA, la idea es que este espacio forme parte del proyecto educativo del comedor,
“que en el tiempo libre se pueda hacer alguna actividad relacionada con el huerto, que puedan cultivar algo, que sepan cuál es el ciclo de la planta e incluso que sepan cuestiones de nutrición y del cuerpo humano.”
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