Entrevistamos a Juan Carlos Cirera, director general de RietVell, una empresa productora de arroz, pasta y legumbres que tiene como objetivo «promover una agricultura respetuosa con el medio ambiente en áreas de interés natural, donde la agricultura es crucial para la conservación de algunas especies de fauna y flora amenazadas.»
¿Cómo surge RietVell?
RietVell Surge en el año 2001 a raíz de un proyecto que desarrolla SEO/BirdLife en el Delta del Ebro. SEO/BirdLife es una ONG que trabaja en la defensa de las aves y la biodiversidad. Se centra en la conservación de las aves, pero esto implica trabajar a varios niveles: energía, agricultura y política rural en general debido a la conexión tan estrecha que entre la conservación del entorno y las actividades tradicionales que allí se desarrollan y, en última instancia, cómo afecta eso a las aves.
En esta línea, en los años 90 surge la preocupación por el estado de conservación del Delta del Ebro. Se montó una pequeña oficina y enseguida se identificó la estrecha relación entre el arrozal, la conservación del Delta y el hábitat de muchas especies presentes en la zona. El arroz es un cultivo bastante intensivo, que se desarrolla con altas temperaturas y agua, lo que hace que la presencia de “malas hierbas” sean un elemento muy importante en el cultivo del arroz que requiere el uso de mucha química. El uso de fertilizantes, herbicidas y fungicidas tiene sus implicaciones a otros niveles, como es la contaminación de las aguas y del suelo y la afección a algunas especies. Era un problema grave y se quiso poner en marcha un proyecto para comprobar la viabilidad del cultivo ecológico del arroz en comparación con el cultivo convencional para ver si realmente los problemas ambientales que se habían identificado se conseguían reducir y los efectos positivos del arrozal se podían potenciar.
Se consiguió financiación europea a través de los fondos LIFE y se desarrolló el proyecto entre 1996 y 2000. Tras su desarrollo, se verificó que realmente el cultivo ecológico podía ser viable, a pesar de dar lugar a una producción menor de arroz, comenzaba ya a haber una mayor demanda y ayudas europeas a la producción ecológica. Con el fin de dar continuidad al proyecto y poner en práctica lo aprendido, SEO/BirdLife optó por crear una empresa que pudiera comprar una finca y poner en marcha una explotación de arroz ecológico en el delta del Ebro. Se buscó y se encontraron los recursos necesarios gracias a la aportación de 200 personas y entidades, en su mayoría socias de la propia SEO. Estas aportaciones permitieron crear la sociedad y tener un capital suficiente para poder arrancar y en el año 2001 empezamos a funcionar como un arrocero más en el Delta del Ebro.
¿Cuál es el valor natural de la zona?
El Delta es la segunda zona más importante para las aves en España, también de las más importantes a nivel europeo y mundial para algunas especies. Este valor ambiental se debe a los humedales naturales que todavía existen pero también al papel que ejerce el arrozal. El 95% de la superficie agrícola es arroz, conformando un gran monocultivo inundado que ofrece alimentación, cobijo y espacio para muchas especies que utilizan el humedal natural y el arrozal a lo largo del año. Según en qué fase esté el cultivo y como estén las lagunas, existe un complemento arrozal-humedal que le da el valor a este espacio para especies migratorias, nidificantes e invernantes.
Nuestra finca además se ha convertido en uno de los mejores lugares del Delta para ver aves. Mucha gente viene de propio a la reserva de Riet Vell para ver especies que también están en otras zonas, pero que son más difíciles de ver. En nuestra finca como no se caza y disfrutan de una gran tranquilidad es más fácil verlas, son menos esquivas. Vienen miles de personas cada año, hacemos actividades entorno al arroz y la biodiversidad y esto también lo consideramos un aspecto positivo del proyecto.
¿Qué productos se cultivan?
En el Delta del Ebro el 95% de la superficie agrícola es arrozal y en nuestra finca en concreto es todo arroz. , Es difícil encontrar cultivos alternativos. En agricultura ecológica es una práctica recomendable la rotación de cultivos pero en el delta del Ebro es muy complicado porque es una zona muy salina, donde la gestión del agua está totalmente orientada a la producción del arroz. Más allá del arroz ecológico del Delta trabajamos también con productos de otras zonas. En 2003 dimos el paso de comprar trigo ecológico a productores de la zona de Belchite y Monegros y lo transformamos en pasta y hemos ido creciendo con la misma filosofía que llevamos con el arroz. Además, recientemente hemos empezado con legumbre ecológica, con un proyecto de la Fundación Global Nature en Castilla la Mancha. Hemos llegado a un acuerdo y nos están suministrando legumbre ecológica de estas zonas y lo comercializamos desde Riet Vell. La comercialización de pasta y legumbres ecológicas nos ayuda en los años malos de cosecha de arroz para poder seguir adelante.
¿Qué diferencia al cultivo de arroz convencional del ecológico?
El cultivo convencional lo que hace es utilizar productos procedentes de síntesis química para resolver los elementos que compiten con el arroz. En el caso del arrozal es fundamentalmente la presencia de hierbas. Claro, al tener un cultivo con cuatro dedos de agua y 30-35 grados de temperatura (el arroz es un cultivo de verano) pues las plantas acuáticas crecen fuertes y muy deprisa. Utilizando herbicidas químicos se puede gestionar el problema y controlar más o menos la presencia de hierbas; el arroz también es una planta muy potente, pero tiene que competir por su espacio con otras muchas. En el cultivo ecológico lo que hacemos es jugar con la preparación del terreno, secarlo bien antes de la siembra, secar la capa superficial para castigar las semillas de las plantas acuáticas que mueren al quedarse muy deshidratadas. Si conseguimos darle ventaja al arroz, éste enseguida empieza a crecer, se hace espacio y conseguimos tener niveles de producción suficientes. Es cierto que la producción es más irregular y menor que en la convencional, es un cultivo complicado. En producción ecológica el arroz es de los cultivos más difíciles, sobre todo en zonas donde no se puede hacer una adecuada rotación.
Pese a esta dificultad, ¿por qué merece la pena apostar por lo ecológico?
En nuestro caso es por la convicción y filosofía de que es un cultivo que tiene unos efectos mucho más positivos sobre la conservación del humedal y del entorno. Aquí pesa mucho quiénes somos y de dónde venimos, pero también es cierto que cada vez hay más agricultores que se están añadiendo. Nosotros la gestión de la finca la tenemos contratada con unos agricultores del delta. Una familia del arroz tradicional con la que tenemos un acuerdo por el que nos llevan la gestión agrícola. Recientemente, ellos mismos se han dado de alta en ecológico porque han visto que haciendo las cosas bien se puede llegar a un nivel de producción que a los precios a los que se vende sale rentable. Poco a poco se va animando más gente. Es verdad que hay que correr más riesgos, hay que ser muy profesional porque hay que estar muy encima del terreno, de la climatología, de los niveles de agua, de cómo ha ido el año anterior, etc.
¿Cómo es la acogida por parte de los consumidores?
Se consumen más alimentos ecológicos. Hemos notado que entra mucho producto de fuera de España, principalmente vía Italia en el caso del arroz, a unos precios más baratos de lo que supone producirlos en nuestra zona, lo cual nos representa un problema. El arroz ecológico de verdad, y más producido aquí, cuesta encontrarlo. En Italia sí que hay bastante producción de arroz ecológico pero se ha visto que hay un nivel de fraude muy preocupante, de hecho esta semana tenemos una visita de una cadena de supermercados italiana que quiere comprarnos el arroz porque busca una confianza del 100%.
De todas formas, estamos notando que aumenta la demanda de producto ecológico y algo más, que a veces ese algo más son cuestiones ambientales y de proximidad, o garantías sobre el origen, y ahí nosotros tenemos una buena posición. Hay un sector cada vez más amplio de consumidores que prefieren apostar por este tipo de productos con una trazabilidad total más que por otros en los que simplemente ves la etiqueta de ecológico, con la referencia de origen Unión Europea (que es lo que obliga la normativa) y sin saber realmente de dónde vienen.
El sello ecológico además no garantiza ni cuestiones sociales, ni origen de proximidad, ni otros temas importantes. Hay que defender el sello ecológico, es un primer paso muy importante por el que tenemos que apostar porque si empezamos a cuestionar todo lo que se ha ido montando seguramente sería un desastre. Pero tenemos que ser conscientes de dónde estamos y de lo que hay. Cada vez afortunadamente hay más gente que se pregunta ¿sello ecológico y qué más?, quién eres y de dónde vienes y este producto cómo se hace, y ahí nosotros encontramos un nicho de mercado que nos está apoyando.
¿Dónde podemos encontrar vuestros productos?
Estamos en algunas tiendas especializadas, venta directa a través de nuestra página web, trabajamos mucho con grupos de consumo, trabajamos con una cadena de supermercados de ámbito catalán, algo de catering y algunos restaurantes.
¿Cómo convencer a alguien de que merece la pena pagar un poco más?
Es el tema de valor y precio, de hasta dónde quieres llegar con tu compra. La adquisición de un alimento va más allá de nutrirse más o menos adecuadamente. Lo que compras,, de dónde viene y quién lo está produciendo tiene su importancia y si la olvidamos acabaremos todos adquiriendo la marca blanca del gran supermercado. . Hay otra gente que quiere apoyar a marcas o productos concretos de los que saben dónde se producen y que no favorecen ningún tipo de explotación al productor, sino que quiere comprar algo que venga de una producción integrada en el entorno, que no esté causando impactos negativos a nivel ambiental y social, y ahí es donde el papel del consumidor es muy importante.
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