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phernandezolivan

La pregunta del millón

Recientemente, leí este artículo sobre la diferencia entre un “café para llevar” y un recibo, y me pareció un buen resumen sobre la falta de armonización y los vacíos que existen en las legislaciones actuales de la Unión Europea en materia de químicos.


En mi camino al trabajo esta mañana, me detuve en una cafetería para comprar una taza de café. «Uno americano para llevar, por favor», le dije a la persona que me atendía. Un minuto después, me quedé allí parado con un café para llevar en la mano derecha y un recibo en la mano izquierda.


Mirar estos dos objetos me hizo pensar en el trabajo, ya que en los últimos meses, he estado involucrado en un proyecto relacionado con las sustancias químicas peligrosas en envases de plástico en particular, y materiales en contacto con alimentos en general.

Comencé a preguntarme qué productos químicos tóxicos podría contener esta taza para llevar que no están permitidos en el recibo. 


La legislación europea sobre sustancias químicas permite que varias sustancias químicas peligrosas, identificadas como Sustancias de Muy Alta Preocupación (SVHC) por la Agencia Europea de los Productos Químicos (ECHA) y restringidas bajo la regulación REACH, se usen en materiales en contacto con alimentos.


¿Cómo puede ser esto? Si lo piensa bien, tal vez se deba considerar que estos productos químicos son más peligrosos en estos materiales, ya que entran en contacto directo con los alimentos que está a punto de ingerir en su cuerpo. Sin embargo, los productos químicos utilizados en el material en contacto con alimentos no están incluidos en el reglamento REACH y no están administrados por la ECHA, si no por la EFSA, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria.


De acuerdo, pero, lo que es extraño es que no existe una relación entre los datos recopilados por la ECHA sobre los peligros de ciertos productos químicos y las evaluaciones que realiza la EFSA.


Incluso si la ECHA identifica una sustancia como SVHC y la agrega a la Lista de Candidatos, no se refleja en el reglamento con respecto al material de contacto con alimentos, puesto que las conclusiones a las que llega la ECHA no tienen peso cuando se trata de estos materiales.


Uno de los pocos materiales de contacto con alimentos que incluso tiene una regulación es el plástico. Para eso tiene lo que la EFSA llama la Lista de la Unión, que es una lista que especifica hasta qué punto puede usar ciertos productos químicos en materiales en contacto con alimentos hechos de plástico.


Varias sustancias que la ECHA ha identificado como SVHC se encuentran en esta lista y, por lo tanto, todavía se pueden usar en materiales que tengan contacto directo con los alimentos que consumimos. Dos ejemplos son los ftalatos y el bisfenol A (BPA), que han demostrado ser disruptores endocrinos que pueden causar tumores, anomalias en el nacimiento y trastornos del desarrollo y la reproducción. Por lo que no resulta sorprendente que prefiera que estos productos químicos no estuvieran cerca de mi comida.


Otros materiales que entran en contacto con alimentos, como el papel y el cartón, no tienen  ninguna regulación armonizada dentro de la Unión Europea, si no que están sujetos a la regulación nacional, en aquellos casos en los que haya una. Lo mismo ocurre con otros componentes del embalaje, como tintas, recubrimientos y adhesivos.


La Unión Europea ha declarado que el reglamento actual no ofrece una protección adecuada a nuestra salud pública y, por tanto, necesita una visión general.


En resumen, no entiendo por qué se debe permitir que las SVHC se encuentren en mi taza para llevar, la cual me pongo en mis labios, cuando ni siquiera estas sustancias están permitidas en recibos, alfombras o … bueno, realmente cualquier otra cosa.


Resulta alarmante que siga existiendo este problema, por ello la pregunta no debería ser cómo podemos evitar estos químicos en nuestra vida diaria (pues desgraciadamente seguirán existiendo), si no qué hacer para que las autoridades competentes se coordinen y cumplan su labor de proteger nuestra salud y la de nuestro planeta. Es hora de actuar y cuanto antes, ¡mejor!


Para leer el artículo original (en inglés), por favor, siga este enlace.

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