El problema con los sistemas agrícolas agroecológicos como el orgánico es que no pueden alimentar al mundo. Son menos productivos. Y este es un problema importante cuando tienes una población en crecimiento y un planeta que ya está bajo tensión.
Así el argumento continúa y aunque y aunque pueda haber algo de verdad en ello, en los sistemas orgánicos y agroecológicos, que funcionan sin fertilizantes nitrogenados sintéticos y pesticidas, los rendimientos son a veces más bajos en los primeros años y a posteriori más altos (especialmente en años secos). Pero eso, no debemos caer en que lo orgánico no pueda alimentar a una población en crecimiento.
De hecho, un reciente informe publicado por el Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales (IDDRI por sus siglas en francés), bajo el titulo ‘Una Europa agroecológica en 2050‘, pregunta si una Europa completamente agroecológica es posible y deseable.
¿La respuesta? Un rotundo «sí».
El informe tiene como objetivo ofrecer una visión de futuro en el que la agroecología en Europa pueda responder al cambio climático, eliminar los pesticidas y mantener la biodiversidad, al mismo tiempo que proporciona una dieta suficiente y saludable para una población en crecimiento. Para ello, muestra que si reorientamos nuestras dietas, consumimos, por ejemplo, menos cerdos y pollos alimentados con cereales y más proteínas de origen vegetal o animal alimentada con pasto, la caída en los rendimientos que resulta de una pasar a la agroecología ya no es un problema.
Y hay muchos más beneficios, pues una transición a una Europa totalmente agroecológica reduciría las emisiones de gases de efecto invernadero en un 40%.
Por esta razón, debemos pensar que un futuro agroecológico no es un sueño imposible, sino en el que todos deberíamos trabajar:
los gobiernos a través de políticas que recompensen a los productores por emplear sistemas agroecológicos como el orgánico;
los agricultores, especialmente los que ya son pioneros en la agricultura agroecológica, ocupar un lugar en las mesas de debate sobre el uso de la tierra, el cambio climático y la biodiversidad; y
en última instancia los consumidores – que somos todos – demandando una alimentación que realmente ofrezca mejores en la salud humana y ambiental a nivel nacional y europeo.
Y tú, ¿de qué lado estás?
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