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Exponiendo los mitos sobre la seguridad alimentaria en la UE (1º parte)

Actualizado: 31 jul 2023

Como ocurre en la mayor parte del mundo, la comida es fundamental para la vida. Sin embargo, la forma en que producimos y consumimos alimentos en Europa y en España hoy en día está dañando tanto a las personas como al planeta. Un debate creciente a este respecto se refiere a la "seguridad alimentaria".


¿Qué entendemos por “seguridad alimentaria”?

Existe seguridad alimentaria cuando todas las personas, en todo momento, tienen acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos que satisfagan sus necesidades dietéticas y preferencias alimentarias para una vida activa y saludable”, según se definió en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación en 1996. Para más información de este concepto, recomendamos leer este artículo, que ha escrito la entidad de Enraíza Derechos, en el que define el concepto de “seguridad alimentaria, en base a cuatro dimensiones básicas que reconoce la FAO.


Los conflictos, las crisis económicas, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad tienen un impacto en la seguridad alimentaria mundial. Hoy en día, alrededor de un millón de personas en todo el mundo experimentan condiciones devastadoras similares a las de una hambruna, mientras que un récord de 349 millones de personas se enfrentan a una inseguridad alimentaria aguda.


En España, de acuerdo a las conclusiones del estudio Alimentando un futuro sostenible. Estudio sobre la inseguridad alimentaria en hogares españoles antes y durante la covid-19, realizado por la Universidad de Barcelona, cerca de 2,5 millones de hogares españoles (un 13,3% de la población) no pueden acceder de forma regular a alimentos suficientes en calidad y cantidad.


Pero, ¿cuál es la diferencia entre disponibilidad de alimentos y accesibilidad a los alimentos?


Estos dos términos a menudo se usan indistintamente. Pero no deberían serlo. La disponibilidad de alimentos está vinculada al lado de la oferta de la seguridad alimentaria y, afortunadamente, Europa no tiene un problema de escasez de alimentos. La accesibilidad de los alimentos, por otro lado, es una “preocupación creciente para un número cada vez mayor de hogares de bajos ingresos”, como se describe en el reciente informe de la Comisión Europea sobre Seguridad Alimentaria.


Los sistemas alimentarios actuales de Europa y de España son vulnerables a los impactos geopolíticos y económicos globales, como los creados por el COVID-19 y la guerra en Ucrania. Como resultado, las cadenas de suministro largas (a menudo delicadas) pueden verse interrumpidas y los precios de los alimentos pueden dispararse, haciendo que los alimentos saludables y nutritivos queden fuera del alcance de los hogares con ingresos más bajos de Europa, creando un problema de accesibilidad a los alimentos.


Al reducir nuestra dependencia de unos pocos productos básicos clave y descentralizar los sistemas de producción y consumo, podemos ayudar a que nuestros sistemas alimentarios sean más resilientes, seguros y saludables, reduciendo la carga sobre los hogares de bajos ingresos. Pero para algunos, este cambio sistémico hacia sistemas alimentarios más sostenibles es difícil de digerir. En cambio, se propone como solución el aumento de la producción de alimentos, a través de la intensificación de las producciones, como vastos campos de monocultivos tratados con pesticidas. Este enfoque cortoplacista no solo no resuelve el problema, sino que también podría generar un problema de disponibilidad en el futuro.


Si destruimos la biodiversidad degradando los suelos y envenenando nuestros sistemas terrestres y acuáticos con el uso excesivo de pesticidas, fertilizantes y antibióticos, entonces amenazamos nuestra capacidad para alimentarnos.


Además, Europa tiene un problema enorme con el desperdicio de alimentos. Cada año, la UE desecha casi 57 millones de toneladas de alimentos, lo que cuesta a las empresas y los hogares de la UE un estimado de 143 000 millones de euros al año y causa al menos el 8 % de las emisiones totales de gases de efecto invernadero de la UE. Con este conocimiento, ¿por qué presionar para aumentar la producción?


Necesitamos un sistema alimentario capaz de resistir el comercio mundial y las crisis financieras, uno en el que los trabajadores agrícolas reciban un pago justo y todos puedan pagar alimentos saludables y nutritivos, sin necesidad de subsidios gubernamentales. Porque recordemos que la seguridad alimentaria no se refiere simplemente a tener suficientes alimentos, sino suficientes alimentos de suficiente calidad nutricional para una buena salud.


En definitiva, nos encontramos en un momento crítico. Nuestros sistemas alimentarios actuales han demostrado ser inadecuados una y otra vez, lo que hace que el compromiso de la Comisión Europea de proponer e implementar una ambiciosa Ley de Sistemas Alimentarios Sostenibles de la UE, como parte de la Estrategia de la Granja a la Mesa, sea vital. La UE tiene la oportunidad de revisar la política alimentaria de la UE e iniciar una transición sistémica hacia la sostenibilidad, desde la producción hasta el consumo, con objetivos limitados en el tiempo y legalmente vinculantes y compromiso y responsabilidad en todos los niveles.

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