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El hambre sigue aumentando: 2 de cada 5 personas no pueden permitirse una alimentación sana

El último informe de la ONU sobre seguridad alimentaria y nutrición ofrece estadísticas esclarecedoras pero desalentadoras.

Es ese momento del año en el que cinco organismos clave de las Naciones Unidas que se ocupan de la alimentación, la agricultura, la salud y la infancia se reúnen para presentar el emblemático informe anual que da una indicación de los niveles de hambre en el mundo y de si vamos por buen camino para alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 2: "Hambre cero". La edición 2023 del Informe sobre Seguridad Alimentaria y Nutrición (SOFI, como se le conoce comúnmente en inglés), contiene algunas estadísticas sorprendentes y no todas son malas. Este año el informe se centra en el tema de la urbanización.


La urbanización está modificando los sistemas agroalimentarios de un modo que sólo podemos comprender desde la perspectiva del continuo rural-urbano, abarcando todo, desde la producción de alimentos, su procesamiento, la comercialización y el aprovisionamiento, hasta el comportamiento de los consumidores. Debido al crecimiento demográfico, ciudades pequeñas e intermedias y los pueblos rurales tienden cada vez más puentes entre las zonas entre las zonas rurales y las grandes metrópolis. De ahí que, en nuestros esfuerzos por acabar con el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición en un mundo en proceso de urbanización, ya no podemos basarnos en el supuesto tradicional de una relación rural-urbana.


Pero empecemos por las buenas noticias del informe.

  • El número de personas que pasan hambre en el mundo se mantuvo relativamente sin cambios entre 2021 y 2022, pero aumentó en 122 millones en comparación con 2019. Sí, es terrible que no hayamos eliminado el hambre, pero el año pasado por estas fechas, con los precios de las materias primas por las nubes tras la invasión rusa de Ucrania, esperábamos que fuera significativamente mayor. Recordemos también que aún nos estábamos recuperando de COVID-19 cuando estalló esa guerra. Además, el mundo sufrió múltiples perturbaciones relacionadas con el clima el año pasado, incluidas inundaciones en Pakistán y sequías en varios países de Europa, Estados Unidos y Australia. Esto demuestra que la economía mundial se está recuperando. Pero los avances son desiguales.

    • Los niveles de hambre disminuyeron en partes de Asia y América Latina, pero siguen aumentando en Asia Occidental, el Caribe y todas las subregiones de África. De hecho, África tiene la mayor proporción de personas hambrientas: 1 de cada 5. Esta cifra duplica la media mundial. Esto supone más del doble de la media mundial. La media mundial es de 1 de cada 11, es decir, el 9,2%. En cifras absolutas, estamos hablando de entre 691 y 783 millones de personas que pasan hambre.

    • El hambre también tiene dimensiones geográficas y de género. A nivel mundial y en todas las regiones, las mujeres tienden a tener una mayor inseguridad alimentaria que los hombres (27,8% frente a 25,4%). Del mismo modo, las personas que viven en zonas rurales salen peor paradas que las que viven en zonas urbanas. Esto significa que cada vez hay más mujeres y más comunidades rurales que reducen lo que comen y cuánto comen, o que se saltan comidas.

Y continuemos con alguna mala (noticia) y otras conclusiones del estudio:

  • El acceso a alimentos sanos es un problema real. Más de 3.100 millones de personas - el 42% de la población mundial - no pudo permitirse una dieta sana en 2021. Además, una dieta sana cuesta ahora casi un 7% más que antes de la pandemia. Si nos fijamos en los continentes, el 78% de la población de África, el 44% de Asia y el 23% de América Latina y el Caribe no pueden alimentarse de forma saludable.

"Los hogares de bajos ingresos de las zonas periurbanas y rurales están especialmente desfavorecidos, ya que necesitarían más que duplicar su gasto en alimentos para asegurarse una dieta sana", señala el informe.

¿Por qué es un problema? Porque las dietas poco saludables nos están matando.


  • Las viejas suposiciones sobre la autosuficiencia de las zonas rurales y el consumo de alimentos locales se están echando por tierra. Nuevos datos de 11 países de África occidental, oriental y meridional muestran que un gran porcentaje de hogares rurales que viven a una o dos horas (56%) y a más de dos horas (52%) de un centro urbano compran ahora alimentos en los mercados. De hecho, la producción propia de los hogares no es la principal fuente de alimentos en estos países, lo que desmiente la idea de que las poblaciones rurales de África dependen principalmente de la agricultura de subsistencia. Estas comunidades también consumen alimentos procesados, incluso muy procesados. Esto tiene múltiples implicaciones. Ya sabemos que en las zonas urbanas las enfermedades crónicas relacionadas con la nutrición, como la diabetes y la hipertensión, han causado una mayor proporción de muertes y discapacidades en comparación con el hambre. Pues bien, las poblaciones rurales tienen que hacer frente ahora tanto al hambre como a la obesidad. Esto significa también que las personas productoras y las poblaciones rurales están más expuestos a la volatilidad de los precios de los alimentos y al hambre de lo que se pensaba.


Situación en Europa (y en España)

El informe señala que la prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave, es decir, cuando una persona se ha quedado sin comida o ha pasado un día entero sin comer durante el año, ha aumentado ligeramente en África y en América del Norte y Europa, y ha disminuido de forma no significativa en Asia entre 2021 y 2022, pues mientras que Asia tenía el mayor número de personas que no podían permitirse una dieta sana (1.900 millones) en 2021, África registró la mayor proporción de población población que no podía permitírsela (78%), frente a Asia (44%), América Latina y el Caribe Caribe (23 por ciento), Oceanía (3 por ciento) y América del Norte y Europa (1%).


Un 1% puede no significar mucho, pero aún así estamos hablando de millones de personas que pasan hambre en Europa y en España. Como mencionabamos en otras entradas, de acuerdo a las conclusiones del estudio Alimentando un futuro sostenible. Estudio sobre la inseguridad alimentaria en hogares españoles antes y durante la covid-19, realizado por la Universidad de Barcelona, cerca de 2,5 millones de hogares españoles (un 13,3% de la población) no pueden acceder de forma regular a alimentos suficientes en calidad y cantidad, ya que se han visto visto afectadas por la subida de los precios de los alimentos, insumos agrícolas y energía, o cuyas vidas y medios de subsistencia se han visto afectadas por fenómenos meteorológicos extremos (ej. inundaciones).


Esto es especialmente grave en niños y niñas. El informe global señala que en 2022, 45 millones de menores de cinco años sufrían emaciación, la forma más mortal de malnutrición, y 148 millones de niños de la misma edad tenían retraso en el crecimiento y el desarrollo. En España, en 2021, 1 de cada 3 niños estaba en riesgo de pobreza o exclusión social.


Es imperdonable que los gobiernos vean cómo miles de millones de personas pasan hambre en un mundo de abundancia. Recordemos que el año pasado, muchas empresas alimentarias y energéticas duplicaban con creces sus beneficios anuales. Por tanto, la aplicación de soluciones requiere que los mecanismos y las instituciones de gobernanza de los sistemas agroalimentarios traspasen las fronteras sectoriales y administrativas y se apoyen también en los gobiernos autonómicos y municipales. Los gobiernos locales, en particular, son actores fundamentales para poner en marcha mecanismos multinivel y de múltiples partes interesadas que han demostrado su eficacia la aplicación de políticas y soluciones para que toda la población tenga acceso y pueda permitirse una alimentación saludable.


¿Qué proponen los programas electorales de los principales partidos?

En base a las propuestas de los diferentes partidos políticos (PP, PSOE, Vox y Sumar), podemos analizar las siguientes ideas clave relacionadas con el derecho a la alimentación:

  • Sumar: SUMAR propone garantizar el derecho a una alimentación saludable y sostenible para toda la población. Para ello, proponen reformar la Ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición, actualizar la Estrategia NAOS y dotar de más competencias y medios al Observatorio de la Nutrición y de Lucha contra la Obesidad. También plantean desarrollar reglamentariamente la ley en lo relativo a criterios mínimos de alimentación saludable en los comedores escolares y promover una política fiscal que incentive el consumo de alimentos saludables y reduzca el de alimentos no saludables. Ver programa electoral

  • PSOE: El PSOE se compromete a desarrollar un programa escolar de consumo de frutas, hortalizas y leche que reduzca las desigualdades en alimentación y potencie los productos locales y de kilómetro cero. Además, se promoverá una alimentación segura, saludable y sostenible en colegios y centros educativos. Ver programa electoral

  • PP: El PP garantizará el acceso de la población a una alimentación suficiente, garantizada y de calidad, especialmente en situaciones de crisis. Trabajara para reforzar la sostenibilidad y la garantía de futuro de las explotaciones y empresas agroalimentarias, y para reducir los costes de los productos alimentarios. Ver programa electoral

  • Vox: No garantiza el derecho a la alimentación, pero si se propone corregir los desequilibrios comerciales en la cadena alimentaria para proteger a los productores y limitar la subida de precios al consumidor final. Además, incentivará fiscalmente a las empresas que compren productos agrícolas nacionales y apoyará los métodos tradicionales de producción para mejorar la competitividad y generar empleo. Ver programa electoral

En conclusión, sólo Sumar hace mención expresa a garantizar el derecho a la alimentación. El resto de partido a nivel nacional proponen otras medidas como el apoyo a los agricultores y ganaderos, la promoción de la producción ecológica, la distribución justa de alimentos, la protección de precios justos y la promoción de una alimentación saludable y sostenible. A nivel de otros partidos regionalistas, como ERC, PNV y EH Bildu también se destaca el derecho a la alimentación. Sin duda, es una necesidad en nuestro país conseguirlo.

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