Ninguno de nosotros es inmune a los efectos de la crisis climática, pero no todos corremos el mismo riesgo. El año pasado, 2022, la ONU publicó un informe sobre cómo el cambio climático tiene diferentes efectos en personas de diferentes géneros.
Durante la última década, muchos agricultores varones se mudaron a áreas urbanas en busca de salarios más altos, dejando a las mujeres no solo a cargo de la tierra sino también del cuidado de los niños, los ancianos y el hogar. En muchas partes del mundo, las mujeres constituyen al menos el 43% de la mano de obra agrícola, pero a menudo no tienen los mismos derechos, la misma influencia cultural para negociar precios o el mismo acceso a la educación que los hombres. Las mujeres se quedan con el suelo más pobre, pero se espera que cultiven cultivos de huerta para alimentar a la familia, mientras que los hombres pueden cultivar productos básicos. Como guardianes nutricionales, también se espera que las mujeres preparen comidas, a menudo sobre estufas calientes, lo que amenaza su salud. Las niñas también se ven afectadas, ya que a menudo se ven obligadas a abandonar la escuela antes de tiempo para ayudar con tareas cada vez más difíciles, como ir a buscar agua y caminar para encontrar combustible o leña.
Además, los desastres climáticos conducen a un aumento de la violencia de género. Al principio de la pandemia de Covid-19, cuando las personas estaban sin trabajo y recluidas en sus hogares, la violencia de género se disparó, y está surgiendo un patrón similar con respecto a los desastres climáticos. En medio de mayores frustraciones y viajes más largos para satisfacer necesidades, las mujeres y las niñas son cada vez más vulnerables. Las personas están siendo puestas en una posición en la que necesitan hacer cualquier cosa para simplemente sobrevivir. Esta es la realidad en muchas partes de nuestro país y el mundo.
Pero también hay un aspecto esperanzador. Las mujeres que administran la tierra, son agentes de cambio. Cuando existen políticas para abordar la misoginia, combatir el sexismo e impulsar la educación no solo para mujeres y niñas, sino también para hombres y niños, las cosas pueden cambiar. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación ha predicho que si las agricultoras tuvieran el mismo acceso a los recursos que los hombres, podrían sacar del hambre a al menos 150 millones de personas.
A menudo pensamos en las mujeres que viven en granjas como "esposas de granjeros", pero en realidad, las mujeres que viven en granjas son agricultoras. A todas esas mujeres que están cambiando la cara de la agricultura (y la alimentación) y promoviendo los derechos y el empoderamiento de personas de todos los géneros, ¡gracias!
Empoderar y educar a las mujeres puede literalmente ayudar a salvar el planeta de la crisis climática, y no nos enfocamos lo suficiente en eso, pues como se suele decir “cuando inviertes en las mujeres, no solo inviertes en un individuo o un grupo, sino toda una comunidad.” Por eso, también es necesario que estemos presentes en las tomas de decisiones y seguimiento de las acciones que se llevan a cabo en todo el sistema alimentario.
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